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Camarilla: Independientes, Líneas de Sangre y Antitribu

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Mensaje por Isidor Sáb Jul 30, 2016 8:48 pm


Independientes


Los siguientes clanes tienen pocos miembros (si llegan a tener alguno) que han jurado fidelidad a la Camarilla. La mayoría tienen relaciones profesionales con la secta, y su presencia aquí es más por completar el listado que por cualquier otra cosa. Es infrecuente, si no imposible, que un miembro de los Tzimisce o Ravnos se proclame miembro de la Camarilla. Hay otras lealtades prioritarias.

Algunas líneas de sangre, como la de los Kyasid, no tienen ninguna relación con la Camarilla y, por tanto, no son mencionados en estas líneas.


Assamitas

Los Hijos de Haqim se habían retirado discretamente de la sociedad vampírica tras la humillación de la Convención de Thorns en 1446. Sirvieron discretamente a Príncipes y antiguos de todo el mundo como asesinos a cambio de tributos de sangre, que fueron utilizados por el Amr del clan para buscar maneras de romper la maldición Tremere que les impedía cometer diablerie. La llegada de la Estrella Roja despertó a un antiguo Matusalén Assamita llamado Ur-Shulgi, que había dormido durante casi dos mil años en las profundidades de las bóvedas de Alamut. Conocido como “El Águila,” Ur-Shulgi reclamó el Trono de Obsidiana e inmediatamente rompió la maldición Tremere sobre sus compañeros de clan, permitiéndoles volver a diabolizar libremente a otros vampiros.

Al convertirse en el Más Viejo de Alamut, Ur-Shulgi exigió que el clan volviera a sus antiguas costumbres, prácticas y creencias que ya no seguían los Assamitas modernos y prohibió la adoración de Alá y otros dioses excepto Haqim. El cisma interno resultante dividió el clan en dos. Sintiendo que su sire representaba un terrible peligro, Al-Ashrad, el Amr de los Hechiceros, huyó de Alamut con una facción escindida formada en su mayoría por vampiros de la casta de los Visires. Acudieron a la Camarilla y pidieron unirse a la secta, y finalmente fueron aceptados como uno de sus clanes. Tegyrius, un antiguo experto en leyes que se decía que había marchado junto a Alejandro Magno, se convirtió en el Justicar Assamita.


Ravnos

Hay muy pocos Ravnos que pretenden ser miembros de la Camarilla y lo dicen en serio. Los Ravnos de la Camarilla nunca más son aceptados entre sus compañeros de clan, y solicitan socorro donde pueden. Para algunos, soportar a los antiguos sin sentido del humor de la Camarilla es preferible a una muerte rápida, y por eso tratan de sujetar sus tendencias socialmente inaceptables lo suficiente para evitar morir a manos de sus nuevos compañeros de juego.

Un puñado de príncipes tiene a “Ladronzuelos” Ravnos trabajando para ellos para robar objetos poderosos e información de sus enemigos; se hace la vista gorda sobre un poco de diablerie realizada al servicio del príncipe, mientras que sea alguien del otro bando el que recibe el mordisco.

Decir que sus hermanos de la Camarilla desconfían de los desertores Ravnos es un eufemismo. Por suerte, hay tan pocos Ravnos en la Camarilla que la mayoría de los vampiros no han tenido que probar sus prejuicios en combate. Y aquellos que les insultan o les hacen saber su disgusto suelen echar en falta algún objeto valioso –como una joya, un documento o el hígado de su ghoul favorito– por sus molestias. Sólo porque un Ravnos se una a la Camarilla no quiere decir que deba comportarse bien o ser amable.


Gangrel

Durante su período de exilio voluntario, los Gangrel formaron una tenue alianza con los Tremere. Durante las Noches de la Tempestad, los Tremere se opusieron abiertamente contra la exclusión de los Gangrel y contra la postura del Círculo Interior de que los Antediluvianos no existían, citando sus propias experiencias con el conocido infernalista Saulot durante la Edad Oscura.

El Sabbat dirigió su atención hacia los aislados Gangrel de la misma forma que había hecho contra los Seguidores de Set y los Giovanni, creyendo que podría presionar a todo el clan para que se uniera a la Espada de Caín. El clan Tremere vio la oportunidad para convertir en aliado a un clan que antaño había sido su enemigo y proporcionó a los Gangrel una ayuda crucial contra el Sabbat, que permitió a muchos Vagabundos huir de la destrucción o un destino común.

Tiempo después el clan Tremere convenció a los antiguos Gangrel de que regresaran a la Torre de Marfil y renovaran sus lazos de lealtad. Para los Gangrel estaba claro que el Sabbat no los dejaría en paz para seguir su propio camino. En el año 2011 el Círculo Interior aceptó a los Gangrel de vuelta a la Camarilla, aunque se les negaron las gracias especiales y los laureles ofrecidos a los demás clanes.

La tensa alianza entre Gangrel y Tremere continúa; el clan de los Vagabundos no olvida una deuda. Aunque han sido bienvenidos de regreso a la Camarilla, todavía siguen siendo la oveja negra de la secta, un recuerdo constante del fracaso del Círculo Interior para enfrentarse a la amenaza que casi los destruyó a todos. El Círculo Interior todavía no ha nombrado un Justicar Gangrel, y se rumorea que pasará algo de tiempo antes de que los Gangrel vuelvan a ser considerados uno de los pilares de la Camarilla.


Giovanni

En la Camarilla no hay Giovanni. Oh, hay ciertos miembros del clan Giovanni que afirman pertenecer a la secta, y que siguen las normas y funciones propios de la pertenencia a la Camarilla, pero son vampiros auténticos de la Camarilla lo mismo que un pedazo de pirita es oro de verdad.. Pretendiendo su desencanto con las normas familiares, los “desertores” Giovanni buscan cobijo en la, secta y traen con ellos información valiosa acerca de los auténticos objetivos y acciones de los Giovanni.

No debería sorprender a nadie que la “información” sea un revoltijo de mentiras contradictorias, el desencanto sea falso, y que estos supuestos Giovanni antitribu no sean más que topos dentro de la organización de la Camarilla. Algunos llaman mucho la atención; otros tratan de pasar por Ventrue o Toreador cuando pueden. Dejando de lado su estilo, no obstante, todo Giovanni que se ha infiltrado en la secta lo ha hecho para trastornar, espiar y desinformar, y hace todo lo que puede por lograr esos objetivos. Algunos esperan décadas o incluso siglos antes de actuar, pero todos deben su lealtad final e incondicional a su clan.

Los espías de este jaez que son capturados no duran lo bastante como para hablar; el acuerdo del clan con los fantasmas proporciona el equivalente a una píldora suicida a los Giovanni prisioneros. En estos días cada vez se toman más precauciones, y se interroga exhaustivamente a los “desertores”, pero eso sólo provoca que los espías enviados por los Giovanni tengan una mejor preparación.


Seguidores de Set

Decir que los Setitas de la Camarilla son pocos es caer en un gran eufemismo. No obstante, el puñado de Serpientes que hicieron caso de la llamada inicial de la Camarilla (desde entonces han acudido pocos) parecen absolutamente sinceros en su adhesión a la secta.

Incluso más extraño es que los Seguidores de Set sin afiliación no parecen estar tomando ninguna medida para erradicar a estas escasas aberraciones. (Las Serpientes de la Luz son otra historia, pero el Sabbat siempre lo es).

En realidad, la motivación que subyace tras el goteo de los Setitas hacia la Camarilla es sencilla. A pesar de todo, la Camarilla es la entidad más eficaz que la raza Cainita ha logrado crear. Ha conseguido, con pocos fallos, ocultar la presencia de los vampiros a la humanidad a pesar de los mejores esfuerzos de sus enemigos por destruirla, y mantiene un orden aparente sobre una gran porción del mapa.

Los Setitas de la Camarilla se preguntan qué pasaría si pudieran emplear esa organización y eficacia en su provecho. Es una posibilidad inquietante, y por eso las Serpientes no llaman nada la atención.

Los Setitas de la Camarilla se agrupan en los márgenes del Elíseo; la gente que frecuenta el lugar suele recurrir a la dialéctica y no echar mano de la vieja racionalización “Un Setita es un Setita” antes de abrir fuego. Además, aquellos Vástagos con pasión por el arte y la diplomacia probablemente estén interesados en otras cosas, cosas que pueden proporcionar las Serpientes.

Aún así, los Setitas de la Camarilla procuran evitar un comportamiento demasiado estereotípico, por la sencilla razón de que ninguno quiere ser confundido en un callejón oscuro o en una sala de juntas bien iluminada con un miembro fiel de su clan.

Los Seguidores de Set que se han unido a la Camarilla no se han olvidado del objetivo definitivo del clan, ni tampoco son considerados traidores por sus compañeros de clan. La auténtica gloria de Set se hará manifiesta en la subversión y destrucción de todos los demás clanes, pero no está escrito en ninguna parte que se deba humillar a la vez a los demás clanes. El uso de la Camarilla para humillar al Sabbat, y después de los independientes para humillar a la Camarilla tiene sentido desde el punto de vista de los Setitas. Mientras tanto, los Setitas de la Camarilla hacen todo lo posible a favor de la secta como medio para llegar a esa aspiración final.

Curiosamente, los Setitas de la Camarilla se relacionan sobre todo con los Brujah y los Toreador, y es a ellos a los que recurren en busca de protección si sufren algún infortunio de mano de otros Vástagos de la Camarilla. Ambos clanes son presa de fuertes pasiones y deseos que los Setitas pueden mitigar, mientras que los Nosferatu, Tremere y Ventrue suelen ser cautelosos en sus contactos con los Setitas, dejando de lado la secta. Como regla, los Setitas de la Camarilla evitan a los Malkavian siempre que les es posible, por miedo a que los Lunáticos puedan averiguar sus intrigas. Los Vástagos más racionales dicen que es porque los Setitas no tienen nada que quieran los Malkavian, pero hasta la fecha, todos son rumores y especulaciones.

Jugar con un Setita que sigue las leyes de la Camarilla exige incluso más sutileza y delicadeza que interpretar a un miembro normal del clan. Los Setitas de la Camarilla se esfuerzan en tranquilizar a sus compañeros de secta —voluntariamente suavizan la imaginería y la decoración con serpientes para acentuar la distancia que les separa de los miembros “normales” del clan. Algunos Setitas de la Camarilla llegan hasta el punto de evitar las actividades “tradicionales” de los Setitas como intervenir en el tráfico de drogas de una ciudad, aunque lo más lógico es que estén implicados, ya que sus contactos hacen que sean los más adecuados para dirigir el mercado para beneficio de la Camarilla.

Cada Serpiente debe decidir qué nivel de charada introduce en su interpretación, aunque todos los Setitas de la Camarilla reconocen la necesidad de ganarse la confianza de sus compañeros de secta por cualquier medio.

En situaciones sociales, los Setitas de la Camarilla son indefectiblemente corteses y correctos, con cada acción calculada para hacer que cualquiera que cargue en su contra parezca maleducado, grosero y poco fiable. Eso no quiere decir que los Setitas de la Camarilla sean ineficaces o limitados, sino más bien que prefieren ensuciar sus manos en privado. Un Setita que pasea por el Elíseo puede tener tratos ocultos con la mitad de los Toreador presentes, pero no hablará con ninguno de ellos en público. Después de todo, se deben guardar las apariencias –las apariencias y la fama de discreción, para no poner en peligro los tratos futuros.

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Información Re: Camarilla: Independientes, Líneas de Sangre y Antitribu

Mensaje por Isidor Sáb Jul 30, 2016 8:49 pm


Líneas de Sangre



Gárgolas

Dependiendo de a quién preguntes, existen dos (las esclavas de los Tremere y las libres), tres (centinelas, guerreros y exploradores) o una (la reunión de todos esos feos bastardos) clasificación para los miembros de la línea de sangre de las Gárgolas. En estas noches tumultuosas, a menudo es más fácil dividir a las Gárgolas por su afiliación que por su ascendencia entre las filas de las Gárgolas libres, se evitan los términos del estilo de “explorador” como reminiscencias de un pasado no muy agradable. Con el paso de los años, cada vez se conoce la existencia de más Gárgolas libres, muchas de las cuales se alinean en las filas de la Camarilla. Ya esté provocada su inclusión en la secta por su deseo de dejar con un palmo de narices colectivo a sus antiguos maestros, o por su necesidad profundamente arraigada de un orden y una cadena de mando, la escala salarial de la Camarilla es mejor que la del Sabbat. Cada vez hay más Gárgolas en las calles, y muchas de ellas se sitúan bajo el techo de la Camarilla.

Las Gárgolas que siguen siendo esclavas de los Tremere también son de la Camarilla, pero por defecto. La mayoría apenas tienen sentido de la identidad, ningún recuerdo de su existencia anterior a su transformación en Gárgolas ni voluntad propia. Una Gárgola vinculada a un Tremere que comenzara a mostrar un sentido rudimentario de sí misma haría bien en ocultarlo hasta el momento que pudiera huir, o se enfrenta al adoctrinamiento o a la eliminación.

La primera revuelta de las Gárgolas enseñó a los Tremere todas las lecciones que necesitaban acerca de asegurar la lealtad de sus sirvientes, y los Brujos no quieren arriesgarse a tener que repetir el número.

Sin embargo, las Gárgolas libres son los mejores personajes jugadores (los jugadores que quieran llevar a una Gárgola que comience la partida esclavizada por los Tremere deberían consultárselo a sus Narradores una crónica basada en su huida puede ser emocionante, pero las demás opciones están limitadas). Las Gárgolas libres son las descendientes de las supuestas Esclavas que huyeron de la dominación Tremere en los siglos pasados y las fugadas más recientemente, y se agrupan en comunidades aisladas en reductos montañosos o en ciudades industriales que lo ofrecen nada a los Tremere. Las más aventureras acuden a las ciudades de la Camarilla para ofrecerse como  guardaespaldas, matones y otros trabajos a sueldo. Es una señal de prestigio que un príncipe cuente con Gárgolas guardaespaldas en su Elíseo, y ser capaz de permitirse Gárgolas asesinas para encargarse de sus enemigos es toda una demostración de fuerza.


Hijas de la Cacofonía

Las Hijas de la Cacofonía se han ganado su nombre en las noches actuales, tras matar selectivamente a los hombres, muchachos y castrati de sus filas por motivos desconocidos. Las Hijas restantes no tienen intención de hablar del tema, y en vez de eso parecen estar totalmente cautivadas por el proceso de crear e interpretar música. Parece que la política y la guerra no significan nada para estos Vástagos. Sólo la música, de todas las artes, les atrae de algún modo.

Las Hijas pertenecientes a la Camarilla se encuentran en la secta por conveniencia, no por convicción. Si una ciudad es de la Camarilla, las Hijas de la zona se atienen a las leyes y Tradiciones de la Camarilla sin emitir más que algún quejido melifluo. Las Hijas de la Cacofonía no sienten un gran afecto por la secta, pero tampoco mucha aversión por ella, y se ha advertido que la línea de sangre tiende a seguir la Mascarada esté en territorio de la Camarilla o no. También se especula que las Hijas prefieren tratar con los clanes de la Camarilla a relacionarse con los Tzimisce y Lasombra del Sabbat, pero no es más que especulación. Mientras tanto, los Vástagos de la Camarilla generalmente están de acuerdo que es mejor tener a las Hijas dentro que fuera, y lo mejor de todo es tenerlas tan embebidas por sus proyectos que no presten la más mínima atención al resto del mundo.

La Camarilla ofrece una gran cantidad de clanes con los que las Hijas gustan de relacionarse –por decirlo de alguna manera. Los Ventrue proporcionan mecenazgo, los Malkavian inspiración y los Toreador colaboración, compañerismo y competencia. Entre esos tres clanes, hay más que suficiente para mantener a una Hija ocupada en el Elíseo. Los otros clanes de la Camarilla no parecen interesar a las Hijas –como suele pasar con todo lo demás– pero al menos parece que tampoco muestran una hostilidad activa.

Una Hija de la Cacofonía no retrocede aterrorizada ante un Nosferatu; simplemente no tiene nada que decirle.

Las sirenas (ese es el apodo de la línea de sangre) nunca ocupan cargos en el gobierno de una ciudad. Se sabe que algunas se han dignado a sentarse con las arpías de vez en cuando, pero una Hija en el puesto de primogénito, sheriff o príncipe deo prohibe es una idea que está más allá de lo posible. Aquellas Hijas que están en la Camarilla no tienen intención de modificar la organización ni sus normas.

Las Hijas de la Cacofonía están dedicadas en exclusiva, al menos en público, a su arte. Sean cuales fueren los objetivos ocultos de la línea de sangre, el comportamiento en público de las Hijas siempre sigue la misma pauta: devoción hacia la música y el canto, una completa apatía hacia todo lo relacionado con la política, y un desdén absoluto por quien no tenga el mismo talento que ellas.

A pesar de su desinterés por todos los asuntos marciales, las Hijas no dudan en defenderse (y algunos cuentan que el umbral de la provocación se ha reducido al mismo tiempo que ha crecido el poder de las canciones de la línea de sangre) con toda la fuerza que disponen.

Por otro lado, las Sirenas a menudo se sienten inclinadas a mirar favorablemente a aquellos que alaban su obra inteligentemente. “Cantas muy bien” no va a servir para ganarse el favor de una Hija. Las Hijas también frecuentan los Elíseos locales en busca de un mecenas poderoso y educado. Lo que las Hijas hacen con esos mecenas es un misterio que es preferible guardar en los rincones más oscuros de la imaginación al menos si haces caso de los rumores.


Samedi

Los Samedi de la Camarilla son un grupo curioso. Solitarios por naturaleza, rara vez se les ofrece la opción de ser gregarios; nadie quiere acercarse demasiado a ellos. Sumamente móviles, los Samedi van de ciudad en ciudad y de Elíseo en Elíseo, siguiendo el rastro de los trabajos por encargo para los agentes de alto rango de la Camarilla. Los observadores suficientemente distanciados ven esta existencia migratoria como una táctica de supervivencia –si se quedan demasiado tiempo en un lugar con el tiempo los lugareños dejan de tenerte miedo. La familiaridad provoca insubordinación, y para los Samedi la insubordinación puede ser fatal.

Los Samedi de la Camarilla no buscan en ningún caso la aceptación. Más bien, están con la organización por varias razones: antipatía por las técnicas del Sabbat, el deseo por la protección que ofrece el eje de la Camarilla, y a veces la mejor paga que obtienen en el bando de la Camarilla. Casi todos los Fiambres de la Camarilla, no obstante, comparten un odio implacable hacia los Giovanni, y usan la influencia que tienen para animar a la Camarilla a actuar contra los Nigromantes. El grado de influencia que puede tener un Samedi a nivel individual (no hay ninguna organización de Samedi como tal) es impresionante, ya que muchos están próximos a vampiros de poder considerable.

La apariencia del Samedi corriente es tan repulsiva —y el humor irónico con el que se presentan a sí mismos los Fiambres tan contrario a las expectativas- que los demás vampiros no pueden tratar con ellos sin algún marco de referencia. Un Samedi que esté en la ciudad específicamente para servir de guardaespaldas a un arconte o a un príncipe puede ser aceptado, hasta cierto nivel. Está allí para hacer su trabajo, después de todo, e incluso los Toreador con más prejuicios tiene que admitir que los talentos únicos de los Samedí les permiten hacer muy bien ciertos trabajos.

Pero admitir a un Samedi en la sociedad, bueno, eso es pasarse de la raya. Los Nosferatu son feos, pero los Samedi parecen cadáveres, y revelan un poco más de la auténtica naturaleza del vampirismo de lo que pueden soportar los Vástagos que les rodean.

Por su parte, los Samedi disfrutan perturbando a todo el mundo, ya que esto facilita su labor de guardaespaldas. Y, como nadie puede permitirse ofender a los Samedi por miedo
a las represalias, los Fiambres aprovechan esa ventaja al máximo. Los Samedi en realidad no desdeñan a sus compañeros de la Camarilla, sino que se entretienen con ellos. Parece que incluso los monstruos encuentran ciertas cosas demasiado monstruosas.

A pesar de su aspecto monstruoso, los Samedi son, a su manera, educados y civilizados, no arrastran los pies, rezuman líquidos o gimen, y la mayoría puede mantener una conversación con los más elocuentes. Muchos Samedi trabajaron como forenses, enterradores y similares, y, por tanto, tienen un conocimiento profundo de la muerte y de otros asuntos incómodos.

Además, la línea de sangre tiene una vena de humor semisádico, y muchos Samedi no pueden resistirse a jugar con su deformidad mientras son tan educados como es posible, para ver como se retuercen los Toreador y los Ventrue.

Sin embargo, cuando llega la hora de los negocios, los Samedi se alegran de poder ensuciarse las manos. Los miembros de la línea de sangre tienen una tolerancia muy baja hacia las gilipolleces; cuando tienes el aspecto del relleno de un contenedor de basura, no puedes permitirte ser juzgado por otra cosa que no sean los resultados. Aunque los Samedí muestran una cierta preferencia a compartir su tiempo con los Nosferatu (a los que normalmente no aceptarán como objetivos de asesinatos a sueldo) a diferencia de los demás vampiros, prefieren los contactos profesionales a los sociales. Así es más fácil para todos los implicados.
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Mensaje por Isidor Sáb Jul 30, 2016 8:54 pm


Antitribu



Lasombra

No existen los Lasombra antitribu, al menos, no según los propios Lasombra. Los Lasombra del Sabbat niegan la existencia de esos “traidores”, mientras que los supuestos antitribu se ven a sí mismos como Lasombra nada más y nada menos. No todos los Lasombra que no están de acuerdo con la posición del clan dentro del Sabbat se unen a la Camarilla un porcentaje significativo de esta cantidad relativamente pequeña se hacen independientes y se ausentan por completo de las cuestiones políticas vampíricas. Los restantes, no obstante, se hacen con posiciones de respeto y autoridad –si no de importancia- en la Camarilla.

Filosóficamente, los Lasombra de la Camarilla se diferencian poco de sus compatriotas del Sabbat en lo básico. Los antitribu todavía esperan vencer la Yihad; ven en la Camarilla una herramienta más eficaz y efectiva que el Sabbat. Su repugnancia hacia la chusma que llena el Sabbat es evidente en las actitudes de los Lasombra de la Camarilla, ya que consideran inútil y ofensiva la táctica del Sabbat de los Abrazos masivos. En realidad, incluso los partidarios de la inclusión de los antitribu en la Camarilla ven a estos vampiros como altaneros, arrogantes e impacientes. Muy pocos soportan que sus subalternos tontos o incompetentes vivan, y el castigo por fallar un encargo de un Lasombra antitribu a menudo es la muerte.

La posición adoptada por estos pocos Vástagos exilados por voluntad propia es ambigua. Por un lado, estos vampiros son Lasombra, el núcleo del temido Sabbat, y ningún vampiro de la Camarilla está absolutamente seguro que la deserción es real. Por otro lado, esencialmente todos los Lasombra antitribu son criaturas de poder y presencia innegables, y se dedican a la destrucción del Sabbat con un ahínco comparable al de pocos Vástagos. La Camarilla no puede permitirse desperdiciar los talentos, poderes y el conocimiento del enemigo de estos Cainitas, pero tampoco puede permitirse confiar completamente en ellos.


Apódo

Ninguno. A los Lasombra antitribu no les atraen esas cosas. No son solemnes.

Apariencia

Los Lasombra antitribu siempre encuentran la manera de parecer formales, sean cual sean las circunstancias. La mayoría son descendientes de Moros o Ibéricos, aunque un puñado de los Abrazados más recientemente tiene una herencia mestiza. El antiguo Lasombra antitribu prefiere, cuando le es posible, vestir atuendos propios de sus días jóvenes; en muchos casos pueden llevar desde media armadura a las túnicas de uno de los reyes poetas de los taifas andaluces. Los jóvenes Lasombra antitribu sienten predilección por trajes bien cortados con una pizca de estilo latino, joyas pequeñas y lustrosos coches negros que indican la opulencia y riqueza de sus dueños. Aunque todos los Lasombra antitribu entienden visceralmente la necesidad de no llamar la atención (los que no lo hacen acaban convertido en cenizas), siguen insistiendo en desafiar al mundo según sus condiciones. Ceder una pequeña parte de su identidad, en la forma de sus modelos de trajes preferidos, es, de alguna manera, someterse a la voluntad de otro, y estos Vástagos preferirían morir antes de verse sometidos.

Refugio

La mayoría de los Lasombra antitribu están constantemente en movimiento, para evitar ser cazados por sus antiguos hermanos del Sabbat. Muchos tienen un apartamento o dos, preferiblemente en rascacielos lujosos en el centro con importantes medidas de seguridad y aparcamientos seguros alejados de la calle. Los antitribu más viejos prefieren vivir fuera de las ciudades en grandes fincas, dispuestos a arriesgarse a las depredaciones potenciales de los Lupinos a cambio de la intimidad y algo de distancia con la lucha nocturna.

Trasfondo

Los Lasombra antitribu han existido desde la creación del Sabbat, lo que significa que más de un miembro del clan estuvo de acuerdo con la decisión de Montano de dar la espalda a sus compañeros de clan. Los Lasombra del Sabbat siempre han hecho todo lo posible por negar incluso la existencia de algún antitribu; la propia existencia de esos vampiros niega las pretensiones de hegemonía de los Lasombra y el Sabbat. Como consecuencia de esto, los Lasombra antitribu son el primer objetivo de una manada del Sabbat en una ciudad dada. El mero rumor de la presencia de un antitribu basta para disparar un frenesí homicida en los Lasombra del Sabbat de la zona.

Hay dos tipos distintos de Lasombra antitribu. La mayoría (aunque aún son pocos) son más viejos que la propia Camarilla; son los Lasombra que se unieron a Montano en dar sus espaldas al Sabbat recién nacido. Algunos de ellos siguen resentidos por la muerte de Lasombra; otros simplemente sienten aversión hacia Gratiano y su elección de aliados. En ambos casos, estos ancianos desertores son poderosos, solemnes y casi siempre resentidos. No sienten aprecio por las generaciones más jóvenes de vampiros, y menos por el Sabbat. Con una oportunidad adecuada y una audiencia receptiva, un antitribu Lasombra hablara interminablemente de los viejos tiempos, dando a sus oyentes un fascinante retrato de las épocas, reyes y costumbres del pasado lejano, pero muy pocos datos de los propios Lasombra. (Nota: Casi todos los Lasombra de esta cosecha son hombres; la costumbre de Abrazar mujeres no se extendió entre los Lasombra antitribu hasta hace poco).

Los otros Lasombra antitribu son jóvenes, ariscos y de una generación muy baja para los Cainitas tan nuevos a la Sangre. Los Lasombra antitribu más jóvenes son los chiquillos de los ancianos y vengativos, alejados de la mortalidad según las antiguas costumbres del propio Lasombra. Con frecuencia, estos mortales están a punto de ser capturados por los Sabbat de la zona –especialmente por los Lasombra del Sabbat– o recuerdan irresistiblemente al antiguo Lasombra a alguien de siglos pasados.

Creación de Personaje

Los Lasombra antitribu suelen preferir individuos excepcionales para el Abrazo, pero consideran que el ingenio agudo y la serenidad son los elementos esenciales de un Lasombra. Con eso en mente, los Atributos Sociales y Mentales van en primer y segundo lugar para muchos Lasombra antitribu, pero los Talentos son más importantes que las Técnicas y los Conocimientos. La Generación quizá sea el Trasfondo más importante para un Lasombra antitribu; o son viejos, o los chiquillos de vampiros ancianos.

Disciplinas

Dominación  / Obtenebración  / Potencia


Debilidades

Como sus primos del Sabbat, los Lasombra antitribu tienen un ligero problema con los espejos y otras superficies reflectantes. Los Lasombra antitribu no tienen reflejos normales; no aparecen en espejos, cristales, charcas de agua o fotografías en blanco y negro. Dicha desventaja hace que los Lasombra antitribu sean fáciles de identificar para aquellos que busquen esa característica, pero el vampiro inteligente hace tiempo que ha aprendido a evitar situaciones en las que pueda verse comprometido.

La desventaja final que tienen los Lasombra antitribu (además de la desconfianza residual del resto de la Camarilla) es el intenso odio que los Lasombra del Sabbat sienten hacia sus hermanos descarriados. Un Lasombra antitribu siempre es el primer objetivo de una manada del Sabbat, y según cabe suponer se han sitiado ciudades de la Camarilla para capturar a un disidente particularmente importante.

Organización

Los Lasombra antitribu han creado para sí mismo una versión en miniatura de Les Amies Noir, los llamados Amigos de la Oscuridad. No obstante, los antitribu son tan pocos, y sus reuniones tan infrecuentes, que la mayoría de estos vampiros se limitan a una relación entre un sire y su chiquillo. Nueve de cada diez veces, no hay otro antitribu cerca.


Tzimisce

Si hay media docena de Tzimisce en la Camarilla, sería toda una sorpresa. La gran mayoría del clan pertenece al Sabbat; el resto son apolíticos hasta el extremo. La misma presencia de los Tremere en la secta garantiza que los Tzimisce no tengan el más mínimo interés en ingresar en ella. Esos poquísimos Tzimisce que se han dignado a unirse a la Camarilla lo han hecho por motivos totalmente personales (por ejemplo, para vengar un insulto mortal o para usar la Camarilla para eliminar a un rival del Sabbat).

Sin embargo, incluso bajo esas fatales circunstancias, los pocos Tzimisce de la Camarilla no anuncian su presencia, no ocupan puestos en la dirección de la secta y no suele quedarse una vez que han logrado sus objetivos personales.


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